martes, 9 de agosto de 2022

Alfreda Palacios y América Montes: las médicas que buscan salir del olvido.

La tercera y cuarta médicas egresadas de la Facultad de Ciencias Médicas

 El MUSEO HOSPITAL DE CLÍNICAS depende de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción y su acervo recoge toda la historia de la medicina paraguaya desde sus inicios, antes de la colonización, hasta nuestros días. El mismo cuenta con una “Sala de Egresados”, donde figuran los nombres de todos y todas quienes culminaron sus estudios en medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, de 1902 al 2012.

Según consta en la exposición, basada en una lista de los Anales de la Facultad de Ciencias Médicas, las primeras médicas mujeres que han egresado de la institución fueron las Dras. Gabriela Valenzuela y Froilana Mereles en el año 1924. La tercera médica en graduarse, según esa lista, fue la Dra. Georgina Dávalos, en el año 1926. Según nuestros registros no teníamos médicas egresadas en el año 1925.

En noviembre del 2020, la historiadora Ana Barreto brindó una entrevista al MHC donde hacía mención de la Dra. Alfreda Palacios y de su actuación en la Guerra del Chaco. Nos preguntamos entonces si esta médica había sido egresada de esta casa de estudios, y, volviendo a revisar la lista de egresados, nos dimos cuenta que su nombre sí figuraba. Sin embargo, estaba registrada como Alfredo Palacios.

Decidimos buscar un poco más. Revisamos documentos con los que contábamos, hasta llegar a una fotografía de la promoción 1925 (en la fotografía reza 1926, pero está equivocada, ya que los registros oficiales muestran que esa es la promoción 1925).

Claro, allí estaba Alfreda. Sin embargo, también estaba otra mujer a su lado. La fotografía rezaba los nombres de todos los egresados, de Alfreda, y de otra egresada: América Montes. Al percatarnos de esto, revisamos nuevamente la lista de egresados de 1926, y en la misma figuraba también este nombre, pero como “Américo Montes”.

 


Buscamos la causa de esos errores y encontramos que la lista en Excel que nos había provisto la FCM tenía el error de tipeo, allí estaban con nombres masculinos. Entonces, recurrimos a los archivos originales de certificados de estudios, escaneados en el Dpto. de Informática de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, y nos encontramos con que ambos nombres fueron anotados masculinos y luego cambiados al femenino, como se puede ver en las imágenes siguientes.




A partir de allí estos hallazgos dispararon otros interrogantes pues lo que la Historiadora Ana Barreto nos había contado acerca de la participación de Alfreda Palacios en la Sanidad de la Guerra del Chaco nos llevó a buscar su nombre en los registros de la Sanidad Militar y en los libros acerca de la contienda Chaqueña.

Las mujeres en la Guerra del Chaco

En 1932, se declara la Guerra por el territorio chaqueño. Todo el país se moviliza para la defensa al mando del Mcal. Estigarribia. Por entonces, médicos titulados llegaban apenas a la cantidad 150, entre los cuales se encontraban médicos retirados y otros en cargos de administración pública o política. 

Se hace un llamado a todo el personal sanitario del país, incluyendo odontólogos, veterinarios, enfermeras, y estudiantes de medicina. 

En toda la República existía apenas 194 Médicos cirujanos, de los cuales 24 eran ancianos o enfermos o Diputados o Senadores o mujeres, 25 extranjeros que no podían ir al Chaco y 20 remisos, quedando así solo 125 médicos para el Chaco.” (Vasconcellos, p20).

El Dr. Recalde, citado por Boccia (2011:298), encontró en el Departamento Nacional de Higiene, una lista de médicos ligeramente variada en cifras: “...encuentra que hay un total de 190 nombres. En la lista aparecen ocho facultativos que no actuaron en el frente, por ser mujeres, habiendo cumplido sus funciones en retaguardia.

La Sanidad en Campaña significó una pista para averiguar sobre la vida de estas dos médicas de las cuales no sabíamos nada. Por ello, nos pusimos a investigar sobre el papel de las mujeres en la Guerra, ya que por la información anterior, teníamos entendido que no iban a la Guerra. 

Lo que averiguamos es que las mujeres formaban parte de la Junta Nacional de Aprovisionamiento, que organizaba y administraba la provisión de las necesidades del Ejército, atendía en la retaguardia a los familiares de movilizados desprotegidos y era la encargada de mantener la producción agraria. Las distintas organizaciones que se crearon entre mujeres no sólo sostuvieron redes de cuidado para la subsistencia de la población, sino que duplicó algunos rubros de producción agrícola (Boccia, 2011:341).

Además, la formación de las enfermeras en la Guerra estuvo a cargo de mujeres, entre ellas, médicas recibidas de la Facultad de Ciencias Médicas.  

Boccia señala que jefes militares mostraban “recelos y reservas sobre la presencia de las mujeres en el teatro de guerra”, como se puede apreciar en una cita que hace de una carta del Dr. Finis “se precisan más enfermeras para los distintos servicios de líneas. La gran mayoría son semianalfabetas y apenas pueden desempeñar los menesteres de lavado y cocina. Sugiero que se hagan cursos rápidos de enfermería elemental en Asunción con la señorita María Victoria Candia, pero con personas más inteligentes” (Boccia, 2011:341)

Sin embargo, esta opinión se contrasta con otras que abogan lo contrario: “las enfermeras no han desmayado un solo instante, ni en los momentos más difíciles o las tareas más arduas” (Rojas, 2019:214), también, al decir de Riveros (1982), Boccia (2011), Barreto (2012) y Barreto (2020) quienes resaltan el valor de la participación de las mujeres en la organización en contexto bélico. 


Otras referencias sobre el olvido de las mujeres en la historia bélica

En el trabajo de Graciela Padilla (Universidad Complutense de Madrid)  y Javier Rodriguez (Universidad de Castilla – La Mancha) titulado La 1ra Guerra Mundial: La mujer protagonista” encontramos lo siguiente:

Aun sabiendo de su presencia desde el comienzo de la historia de la humanidad, en los estudios historiográficos existentes, las mujeres no han sido consideradas como sujetos históricos. Estas omisiones, sin duda, se deben a una arraigada y androcéntrica concepción de la historiografía y por tanto, del objeto de esa misma historiografía. La mujer ha sido invisibilizada, ocultada y silenciada. Respecto a esta invisibilidad, Joan Scott (1992: 38-39) argumentaba: La invisibilidad de las mujeres [...] se debe a que la ideología de esferas separadas ha definido a las mujeres como seres exclusivamente ‘privados’, negando así su capacidad de participar en la vida pública, política [pero] las investigaciones recientes han mostrado no el que las mujeres fuesen inactivas o estuviesen ausentes en los acontecimientos históricos, sino que fueron sistemáticamente omitidas en los registros oficiales.

La guerra, como contexto y proceso social, no constituye una excepción… Más bien al contrario, en el escenario de la guerra, se incrementa y amplía la exclusión de la mujer. Su papel quedó al margen: sin nombre, sin perfil, sin voz, sin territorio, sin actuación. Las bases ideológicas de género que han sustentado este discurso se asentaban en el ideario de la domesticidad: el culto de la maternidad y la familia como máximo horizonte de realización femenina. La representación más frecuente de la mujer es denominada, como mencionan las autoras Radl Philipp y García Negro (1993), “el Ángel del Hogar”.

Rago dice que los sujetos deben ser considerados dinámicamente, como efecto de determinaciones culturales, insertos en campos de relaciones sociales, sexuales y étnicas, y cita a Elizabeth Grosz “no se trata de un simple olvido de las mujeres de un campo neutro y objetivo de conocimientos, su amnesia es estratégica y sirve para asegurar las pases patriarcales del conocimiento” (p.6) . Es una cita que puede explicar los olvidos y omisiones que se suelen hacer sobre el protagonismo de en este caso, las mujeres.

Al igual que en Paraguay, en la contienda del chaco intervinieron cientos de profesionales médicos, odontólogos, farmacéuticos, enfermeras, auxiliares, monjas sanitarias y personal de apoyo, cuya labor no solamente se redujo a cumplir su obligación en el campo de la salud, si no que pasó en varias ocasiones al terreno de las acciones heroicas, en la misma línea de fuego. Resultaba muy complicado y difícil establecer si determinado profesional de sanidad era médico, dentista o farmacéutico, ya que en la mayoría de las crónicas sólo se dice, por ejemplo, el teniente o capitán de Sanidad fulano de tal, sin precisar su profesión, o se generalizaba con el adjetivo de doctores, sin indicar sus carreras” (Boccia, 2011:335)


¿Qué dicen los registros sobre Alfreda Palacios y América Montes? 

América Montes

No la encontramos en ningún registro histórico salvo los Anales de la Facultad de Ciencias Médicas, donde estaba como Américo, hasta que encontramos la fotografía mencionada anteriormente y pudimos corroborar que se trataba de ella,

La historiadora Ana Barreto, nos dijo que podría tratarse de la hermana de Argentina Montes, una química farmacéutica recibida por la UNA en 1916 y que participó como enfermera voluntaria en la Cruz Blanca en ocasión de las revueltas protagonizadas por Albino Jara mientras era estudiante, entre 1911 y 1912. Y, posteriormente, como enfermera en la Guerra del Chaco. 

El nombre de América, sin embargo, no lo encontramos. 


Alfreda Palacios

Figuraba como Alfredo en los Anales de Ciencias Médicas.  Recalde, en el libro de la “Sanidad Militar en la Guerra del Chaco”, la menciona en la lista de Doctores en Medicina registrados en el Departamento Nacional de Higiene.

En “Voces de Mujer en la Historia Paraguaya”, de Ana Barreto, dice “Macieleña. Unas de las primeras doctoras en Medicina. En la Guerra del Chaco, organizó hacia 1932 un grupo de enfermeras sanitarias con el fin de trabajar con heridos en los hospitales de Asunción y el interior del país. Falleció en Asunción en septiembre de 1947.


Otras fuentes 

En visita al Círculo de Oficiales retirados, ubicado sobre la calle Pte. Franco, en el Centro de Asunción, en el Salón de Bronce, donde se encuentran los nombres de todas las personas que se movilizaron en la organización bélica, el nombre de Alfreda figura inmediatamente por debajo del Director General de Sanidad Carlos Díaz de León. El cargo que ocupa, es el de Jefa de Gabinete. Hemos solicitado información de su foja de servicio en las Fuerzas Militares, pero no hemos podido acceder a la misma. 

Llama la atención el hecho de que el Dr. Carlos Díaz León escribió tres tomos de la “Sanidad Militar Paraguaya en la Guerra del Chaco”, sin hacer mención a la Dra. Palacios.

El mismo escribe al inicio de su primer tomo: “Advertimos desde ya, que la obra adolece de lagunas, no por falta de deseos de publicar todo, sino porque muchos datos y documentos personales y de Hospitales del Chaco, no pudieron ser recogidos”. (p.19)

Por otro lado, la Dra. María Elena Ramírez de Rojas, en su libro “La Sanidad en la Guerra del Chaco”, cuenta que “en noviembre de 1932 partió al frente de batalla la primera partida de enfermeras, a bordo del “Pingo”. Las Enfermeras estaban a cargo de Elvira Mernes de Galeano y Alfreda Palacios” (p.57)

Volviendo a Díaz León, este refiere que muchos estudiantes de medicina y médicos se enlistaron en la Cruz Roja Paraguaya. A este respecto, en la revista “Para la Historia, Actividades de la retaguardia durante la Guerra del Chaco”, publicada en 1936, el nombre de Alfreda aparece, y se la nombra como responsable del Dispensario médico local del Sub Comité de la Cruz Roja, de San Lorenzo del Campo Grande, Hospital de Sangre, en su Anexo N° II.

También, hemos revisado el “Álbum Gráfico, Cincuentenario de la Guerra del Chaco”, donde están listadas todas las personas que participaron en la organización de Guerra. Allí, curiosamente, también se encuentra como “Alfredo Palacios”.


El compromiso de los museos para con la historia

Creemos que ser parte de un museo y de mantener viva la memoria consiste en hacernos preguntas y asumir los errores que podemos cometer como humanos. La historia no es un cúmulo de información estática, sino que se sirve de la mirada del presente en un diálogo constante que se proyecta al futuro. En este caso, esa mirada tiene un tinte ético de igualdad y respeto.

Finalmente, en febrero del 2021, en el marco del día de la mujer paraguaya, decidimos visibilizar esta situación, y corregir el nombre de estas dos médicas en la Galería de Egresados del Museo. 

Puede que trascurran años hasta que viejos documentos regresen a la luz y puedan brindarnos más información sobre estos casos particulares. Por ahora, nos congratulamos de este primer paso de visibilización.